Viviendo en adoración y no de canticos ni apariencias
(Adoración no es cantar)
¿Sabías que la palabra “adoración” no se encuentra en la Biblia (por lo menos, en la versión Reina-Valera de 1960)? ¡Sorprendente!, ¿verdad? Ahora, sí aparece la palabra “adorar”, unas 150 veces.
Detrás de esos 150 textos hay seis palabras hebreas, arameas y griegas. La idea principal es la de postrarse ante Dios.
La verdadera adoración consiste en postrarse ante Dios (no necesariamente físicamente, pero sí en el corazón).
Cuando hablamos de adoración nuestra mente genera que es del grupo de levitas (Cantores y músicos) que expresa la grandeza de Nuestro Señor Jesucristo a través de la melodía que se realiza con los instrumentos y la voz del intérprete. Es un error que hemos pensado eso durante muchos años.
La palabra adoración no es el significado de cantar en un altar, evento o actividades en general.
Cuando Jesús le dice a la mujer Samarita: “Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad” Juan 4:23-24
Este pasaje no se refiere a lo que mencionamos anteriormente, a una persona o un grupo de músicos cantando, es más bien a todo aquel que es hijo de Dios hacer las cosas que le agraden a él, por él y para él. Es darle nuestro mejor servicio lo mejor de nuestro tiempo y la excelencia de las cosas que hagamos por El, sin importar la posición que ocupemos ni el lugar que nos encontremos.
Todos los ministerios cuando hacen sus funciones están adorando y proclamando a Cristo.
Porque la adoración es el servicio con excelencia para Dios, de un corazón puro y agradable a Él.
Como nos ha enseñado nuestro Apóstol Rafael Vargas: “Lo que mueve a Dios es el adorador, no la adoración. Dios no se mueve en medio de las alabanzas, se mueve en medio de los que lo proclaman con su corazón agradecido y entregado”
¿Qué es adoración?
No es cantar o tocar un instrumento con melodías dedicada a una deidad. La adoración es un estilo le vida que creamos cuando tenemos una relación cercana con nuestro Dios, exaltarle, glorificarle, engrandecer su nombre donde quiera que nos encontremos y sin importar el tiempo, la hora ni el lugar. Es hacerlo con todo nuestro corazón.
Adorar significa ‘amar al extremo’. Cuando se aplica a una deidad, significa ‘amar al extremo a una deidad’.
La verdadera adoración consiste en postrarse ante Dios con en el corazón quebrantado y humillado.
No podemos reducir nuestra adoración a unas bonitas expresiones de nuestros labios, porque antes de que Dios escuche lo que decimos, primeramente mira nuestros corazones. Esta fue la razón por la que tanto Jesús como los profetas del Antiguo Testamento tuvieron que reprender reiteradamente al pueblo de Israel: "Respondiendo él, les dijo: Hipócritas bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí." Marcos 7:6 / Isaías 29:13
Adorar a Dios es la actividad más noble, elevada e importante que el ser humano puede realizar. Fuimos creados para eso
"Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional." Romanos 12:1
Y si meditamos un poco más en esto, rápidamente nos daremos cuenta de que la expresión plena de este tipo
de devoción la encontramos en Cristo cuando entregó su vida al Padre en la Cruz.
"Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante." Efesios 5:2
La primera adoración que Dios recibe es la obediencia
1 Samuel 15:22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
Hebreos 13:17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
Éxodo 19:5 Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.
Deuteronomio 28:1 Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.
Juan 14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
Hechos 5:29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
1 Juan 3:22 y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
Viendo que la mejor adoración que Dios recibe es la obediencia, podemos decir que uno de los mejores adoradores que de la biblia registra en el antiguo testamento, fue Abraham.
Dios le pide que le dé a su hijo como ofrenda y él se lo entregó sin excusa ni limites.
Cuando le damos a Dios lo mejor de nosotros, es ahí que estamos ADORANDO, porque la adoración es un estilo de vida, es vivir la palabra, es dar el mejor servicio y sobre todo demostrar el amor de Dios en nuestra vida con los demás…
Mateo 22:35-40 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Es por esto que debemos tener una vida en paz para con todos, sin importar si ellos fueron lo que nos hicieron daños, debemos tomar el ejemplo de Cristo, que le pidió al padre perdón por ellos, aun lastimándolo.
Dios da mandatos a todos sus hijos porque son diferentes manifestaciones a través de cada ministerio.
Para ir concluyendo, debemos siempre mantener en nuestros corazón, mente, alma y cuerpo
una alabanza y/o adoración por todo lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas.
La alabanza es el resultado de enunciar afirmaciones positivas sobre Dios, ya sea en privado o públicamente.
Lo cual puede tomar diversidad de formas, como expresiones, Aleluya, gloria, un testimonio donde diga lo grande que ha sido Cristo en nuestras vidas.
- Por su creación: "Tuyo es el cielo, tuya la tierra, fundaste el orbe y cuanto contiene; creaste el norte y el mediodía, el Tabor y el Hermón te aclaman" Salmo 89:12.
- Por su santidad: "Uno a otro se gritaban: santo, santo, santo, Yahvé Sebaot: llena está toda la tierra de su gloria" Isaías 6:3
- Por su obra redentora; "Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar; y todo lo que hay en ellos, oí que respondían: Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y poder por los siglos de los siglos" Apocalipsis 5:13.
- Por su gracia: "para alabanza de la gloria de su gracia" Efesios 1:6
- Por su bondad: "Alabad a Yahvé porque es bueno, tañed para su nombre, que es amable" Salmo 135:3
- Con nuestras palabras: "Del poder de tus portentos se hablará, y yo tus grandezas contaré" Salmo 145:6
- Con cantos: "Cantaré a Yahvé mientras viva, tañeré para mi Dios mientras exista" Salmo 104:33
- Con instrumentos: "¡Dad gracias a Yahvé con la cítara, tocad con el arpa de diez cuerdas; cantadle
un cántico nuevo, acompañad la música con aclamaciones!" Salmo 33:2-3
- Con inteligencia: "¡Pueblos todos, tocad palmas, aclamad a Dios con gritos de alegría! Porque Yahvé,
el Altísimo, es terrible, el Gran Rey de toda la tierra" Salmo 47:2-3
- Alzando las manos: "Así quiero bendecirte en mi vida, levantar mis manos en tu nombre" Salmo 63:5
- Batiendo las manos: "¡Pueblos todos, tocad palmas, aclamad a Dios con gritos de alegría!" Salmo 45:2
- Por lo que el hiso en su vida. Ese es el mejor motivo para engrandecer su nombre.
Siempre debemos ser agradecido con nuestro Señor Jesucristo
El agradecimiento no debe ser algo que hagamos solamente los domingos o días de servicios en nuestras congregaciones.
"Me levanto a medianoche a darte gracias, por la justicia de tus normas" Salmo 119:62
"Te daré gracias con toda sinceridad cuando aprenda tus justas normas" Salmo 119:7
"Venid, cantemos gozosos a Yahvé, aclamemos a la Roca que nos salva; entremos en su presencia dándole gracias, aclamándolo con salmos" Salmo 95:1-2
- Por sus obras maravillosas: "Te doy gracias por tantas maravillas; prodigio soy, prodigios tus obras" Salmo 139:14
- Por su carácter y atributos: "¡Aleluya! ¡Dad gracias a Yahvé porque es bueno, porque es eterna su misericordia!" Salmo 106:1
- Porque es justo: "Me levanto a medianoche a darte gracias, por la justicia de tus normas" Salmo119:62
- Porque es misericordioso: "¡Aleluya! ¡Dad gracias a Yahvé porque es bueno, porque es eterna su misericordia!" Salmo 106:1
La adoración verdadera no es egocéntrica, sino teocéntrica. En el centro del escenario no estoy yo; está Dios. La idea no es que nosotros lo pasemos bien; la idea es agradarle al Señor y darle gloria.
Usamos mucho las palabras: “Me gusta” y “No me gusta”. Curiosamente, el único lugar en la Biblia donde se encuentran las palabras “me gusta” es en Génesis 27:4, palabras de Isaac a su hijo Esaú: “Hazme un guisado como a mí me gusta…”. ¡Y ya se sabe cómo terminó aquello! Pero hoy día, las palabras “me gusta” son de las palabras que más se oyen; un reflejo, sin duda, del egocentrismo que tan fácilmente se adueña de nosotros. Y hay demasiado del “me gusta” y del “no me gusta” en nuestra adoración.
La adoración verdadera no debería ser una cuestión de nuestros gustos; lo único que realmente importa es que le guste al Señor, que le agrade y le dé gloria a Él.
Todos sabemos lo fácil que es pasarlo bien en la iglesia y lo difícil que es vivir nuestra fe en el día a día.
A veces parecemos esquizofrénicos: una persona en la iglesia y otra muy distinta fuera de la iglesia.
Pero si no adoramos al Señor con nuestras vidas, ¡lo que hacemos en la iglesia no es adoración verdadera!
Lo que hacemos en la iglesia no es más que la punta del iceberg de la verdadera adoración, la pequeña parte que más se ve; pero si no hay nada debajo de eso, si no somos adoradores 24/7, ¡lo que hacemos en la iglesia no vale para nada!
Hasta que nos cambiemos la mente y el corazón y andemos como verdaderos hijos, entonces entenderemos que la adoración es un estilo de vida
Dios le bendiga
Pastor Jonathan Elias Rodriguez
Iglesia Poder y Sabiduria de Dios en Montecristi
Comments